04 noviembre 2010

Discrepando y Desvariado


El otro día observaba a un “amigo” (no daré detalles de qué tan amigo), se lamentaba de todo lo que le pasaba  y se preguntaba buscando respuesta a ¿por qué a él  y hasta cuándo?, respuestas  a las que no pudo llegar. En definitiva él no llegó a sus respuestas y yo como buena amiga lo soporté con su mal humor . Pero bueno, ese no es el punto, el punto es que además  cuando a él  todo le va bien o simplemente le van, siente miedo porque  lleva la bandera de que nada es eterno y está esperando que todo termine, o sea al final se amarga porque las cosas no resultan y cuando resultan se amarga porque espera que se acaben.
Difícil manera de vivir, pero hay que aceptar que él, tú y yo  sentimos de forma distinta, valoramos las cosas según cada momento y le damos distintos nombres. Que complicación y confusión más grande, todo, por el simple hábito  de ponerle nombre a las situaciones (típico en nosotras) y pintarlo de color cuando las situaciones no tiene color porque no se ven ¡se sienten!
Sobre estos temas podríamos estar hablando toda una noche o como diría Sabina “Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una y las dos y las tres…”

1 comentario:

  1. jajajjaja.... así es la cosa no mas, asi que ahora somos amigos no ? buuueeenooo así será entonces

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