07 diciembre 2010

Ella…

intereses de Mujer, soledad, blog para lamujer de hoy

Ella  cree ser dueña de su vida, de sus miedos, de sus dudas y también de sus sueños
Ella se cree libre, pero  es presa de sus sentimientos y de sus fracasos, del pasado, de los recuerdos…del camino no tomado y también del camino equivocado.
Ella, navega, más bien naufraga…por el océano del olvido… acompañada con los vientos del silencio.
Ella que se entrega, apasionadamente y sin medida, en su isla de soledad, se haya perdida…viviendo rutinas, que duelen… lastiman… deseando vivir aventuras prohibidas, mirándose en esos ojos que no la pueden miran.
Esta vez, sin luchar se da por vencida, porque no quiere volverse a lastimar… sólo ve su espalda… él se aleja.
Ella… se queda fumando un cigarro, tranquila…aún no le ha podido olvidar.
personas correctas…circunstancias no

(Es una pena que tus propios demonios no te dejeran mirar…que podía ser real
De tus heridas sufrías, de las propias me olvidé
Quise tener mi historia, nuestra historia resultó
Quise pintar un arcoíris, no encontré ni siquiera la brocha
Tienes  razón y no puedo negarlo
Fui la culpable de todo, pero de todo lo que calle…)
Fuente: http://interesesdemujer.wordpress.com/2010/12/05/ella/

¿Cuáles son las mejores promesas?

intereses de Mujer, Joaquín Sabina, las mentiras que no has de cumplir,
Las mejores promesas son esas que no hay que cumplir (Joaquin Sabina)
 ¿Cuántas veces prometemos algo que no sabemos si podremos cumpliremos? ¿Por qué prometemos entonces…?
¿Será porque las promesas dan esperanza y nada más?. Se envuelve una ilusión en papel celofán y se  regala. Punto, sin mayor cuestionamiento. Si la cumples, desenvolverán el   paquete, pero si no la cumples, no queda más que quedar mirando el papel celofán sin nada dentro.
Alguien me dijo alguna vez, que no podía prometerme algo que no sabía si podría cumplir…  sinceridad aplastante… huida de la esperanza sin que yo pudiera retenerla.
Pero en el  fondo hizo bien,  no quiero promesas que sean como cenizas en el aire. No deseo que  me prometan la luna que no podrán bajar, no quiero sentir que desenvuelvo mi paquete y ver que  nada hay , como las huellas en la arena que luego arrastra el mar.
Creo es mejor  quedarse con el hoy… con el grano de arena, sin que existan pisadas que luego el mar nos las  quiera robar.
Fuente. http://interesesdemujer.wordpress.com/2010/12/05/%c2%bfcuales-son-las-mejores-promesas/

Dueños de sus silencios y esclavos de sus palabras…

mujeres, intereses de mujer, dueños de sus silencios y esclavo de sus palabras

Le nublan la visión, lucha hasta la saciedad para que no rueden por sus mejillas, pero sin ningún éxito.
El  no la abraza, ni siquiera la mira… y con esa actitud la hace sentir aún más avergonzada. Ella no puede evitar  sentirse estúpida, insegura y sobretodo mal. El está herido, enojado, nervioso con el silencio… mientras mira por la ventanilla.
Ella  habitualmente no se equivoca, siempre la autoexigencia, que   la lleva a actuar correctamente y no permitirse cometer errores, aunque ella no está acostumbrada a no ser perfecta, se hunde en el barro del que no logra escapar y la culpa le derriba todo lo que es.
El le pregunta  tres veces ¿Qué te pasa? Y ella no puede contestar. El  desespera ante el “nada”. Y nuevamente  pregunta.
Todo estalla. La batalla empieza, los heridos están sentados, latiendo  la rabia en él y el sentimiento de culpa en ella. Un grito, dos, tres y vienen más. Llega la rara sensación de que son dos extraños  tratando de salvar un orgullo.
Ella nuevamente le pide disculpas, le  dice que lo siente mucho, que tiene  la razón, pero que no insista más, que se siente muy mal. Entonces  él dice: “Tema concluido”, pero  ella no puede dejar  de llorar, pero él tampoco la abraza.
No hay cariños o besos de reconciliación, hay un aire que los ahoga en el auto. Vuelven a conversar como si no se hubiesen discutido, pero con amargura, él le pregunta ¿crees que podré? Y ella le dice sonriendo, como siempre… con manchas negras de rimel por la cara  “seguro que sí, claro que podrás”, él la mira y  sonríe, ante la seguridad que ella le provoca, porque ella le da seguridad. Y entonces juntos miran el arañazo del auto… él le dice: es nada, que  con un poco de cera se quita, y ella nuevamente tiene  la sensación de que él la protege, de que no puede evitar volver a él.
Se marchan, cada uno para un lado. Ella le habría pedido un abrazo, un beso, una caricia tierna, cosas que  él no habría dado de corazón, porque estaba dolido.
Un par de  horas antes posaban para una foto, golpeando sus copas, sonriendo, mirándose, uniéndose  en un abrazo, en un beso, en un silencio…