26 noviembre 2010

Mujeres y Feminismo

Con el transcurso de los años, se han ido modificando tanto las conductas de las mujeres como la de los hombres en el mundo, pero yo sólo me referiré y escribiré de lo que a nosotras respecta. Hace unas décadas atrás, lo normal y establecido socialmente era casarse y criar muchos hijos…la mujer tuvo siempre un destino preestablecido por la sociedad. Si hubiésemos vivido hace 100 años atrás o menos, a ninguna de nosotras se nos hubiera ocurrido reclamar nuestros derechos. ¿Qué derechos?….dadas las circunstancias de los tiempos y de las mujeres más de una rebelde tuvo la osadía de estudiar, convirtiéndose de esa manera en una mujer profesional, algo poco común para la época de nuestras madres o abuelas. Aún así dadas esas circunstancias, ellas eran o se sentían ¨felices¨. Se casaban muy jóvenes y traían al mundo más de los hijos que tendrían tres mujeres juntas hoy por hoy. No existía planificación familiar por aquellos tiempos, tampoco existían otras cosas. ¿Qué otras cosas no había entonces? Para empezar: no existían las lavadoras, ni los refrigeradores, microondas, aspiradoras, ni menos pesar en los grandes supermercados, De modo que la gran señora de la casa recorría diariamente el pueblo, en busca de lo necesario para la subsistencia de su familia. Era muy común que nuestras abuelas, madres y tías debieran saber coser, tejer y hasta bordar. De tal manera se veía a todos los niños uniformados con prendas hechas en casa y por mamá (yo aún recuerdo los vestidos que me hacía mi mamá para el verano).Si hoy nos tocara cumplir y vivir bajo esas condiciones, lo más probable es que no nos alcanzaría el día para cumplir con tantas obligaciones. De un tiempo a esta parte, la mujer intentó e intenta reivindicar su igualdad respecto del hombre. Y tanto intento, éste comenzó a dar sus frutos. Así es como cada día es más sencillo conseguir trabajo casi a la par del hombre,(con sueldos inferiores.) Pero no importa. “Todo sea por nuestros merecidos derechos”. La mujer aprendió a cambiar ampolletas, arreglar enchufes, cambiar llaves, sólo para equipararnos con el sexo fuerte.”Todo por nuestros merecidos derechos”. Las más luchadoras creyeron haber conseguido lo que tanto anhelaban. Pero aún faltaba un paso para terminar con el proceso de la igualdad: la igualdad en las obligaciones domésticas. Tanta insistencia en ese ámbito, que también dio sus frutos. Hoy en día, el hombre es capaz (y algunos lo hacen a gusto) de cambiar pañales, ir de paseo por un supermercado y con toda la familia,…pero ¿es eso lo que vemos habitualmente?, o por el contrario vemos a una señora feminista que ha de salir corriendo de sus deberes laborales para acudir a la escuela porque su hijo se siente enfermo, a una madre feminista que lleva a su hijo(a) al pediatra porque el padre tiene una reunión de trabajo impostergable, a una señora feminista que llega a su casa después de una estresante jornada laboral, con suerte se saca los zapatos en medio del caos de su hogar y se pregunta…¿por dónde empiezo? Y esa misma señora, probablemente saldrá apurada a comprar algo rápido para la cena y quizás, léase sólo quizás, si es que no hay ningún programa de televisión que se lo impida o una pelota que lo detenga, su compañero, amablemente se ofrecerá a lavar los platos. El hombre, ha hecho lo que la mujer quería, hacerse un lado para darnos a nosotras, las mujeres, el espacio que tanto reclamamos…Ya casi no quedan hombres que se ofrezcan a pagar una cena, que nos corran una silla, que nos abran la puerta del auto … ¿Para qué? Si somos iguales…Llegamos a ser tan iguales, que en los últimos años, nos hemos puesto a la par con respecto a ellos. Ahora vivimos estresadas, somos hipertensas y padecemos enfermedades cardiovasculares casi como los hombres, vamos de fiesta solas y podemos ser audaces e irnos con el primer tipo que nos guste, podemos emborracharnos igual que ellos, podemos jugar fútbol, podemos manejar un taxi o un camión, podemos amanecer con un tipo diferente cada sábado y también podemos pagar las cuentas, decidir todo en casa, trabajar el doble y por si fuera poco también podemos seguir pidiendo igualdad. Ahora sí podemos expresar con orgullo que somos feministas….
Bueno si pasas por este blog, déjame tu visión del feminismo o de nuestra realidad como mujeres.

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